Documento de trabajo: reflexiones sobre educación en pandemia

La primera de las conclusiones que se deducen es que el modelo educativo debe cambiar. Tanto si volvemos a confinamientos como si no, debemos introducir ya, el cambio tecnológico que demanda la sociedad en los colegios.

Al margen de que una clase presencial no se puede sustituir por una reunión de zoom, tanto a nivel de metodología como a nivel de usabilidad, el cambio debe ser gradual pero definitivo.

Prácticamente todos las madres y padres con los que hemos hablado están de acuerdo en que se ha perdido mucho tiempo porque no se podían adaptar las clases a las circunstancias. No todas las familias tienen un ordenador o una Tablet para cada hijo y tampoco todo el mundo sabe cómo usarlo y sacar rendimiento.

Lo mismo ha pasado con profesores y profesoras que han puesto de su parte lo que han podido, sin tener tiempo de adaptar clases y exámenes.

Actualmente hay que cambiar la mentalidad, la forma de dar clase, la forma de evaluar, la forma de entender, los medios tecnológicos a disposición que pueden facilitar tanto a unos y otros. Y sobre todo los contenidos. Qué enseñamos y para que.

Nos preguntamos que conocimientos y habilidades van a exigir los trabajos del futuro. Que estudios se van a desarrollar en las universidades dentro de 15 años. Estas son las preguntas que interesan ahora de cara a programar una nueva escuela.

Los gobiernos discuten permanentemente sobre dos cuestiones: las ideologías y el dinero. Pierden el tiempo discutiendo y discutiendo sobre segregación, cuando la principal segregación es la brecha digital.

Padres y madres tienen la solución. Ahora más que nunca es necesaria la libertad de los padres para escoger aquello que ellos conocen mejor que nadie, como son sus hijos y como quieren que se eduquen.

Seguiremos en esta línea de hablar con madres, padres, profesores y políticos para perfilar mejor este cambio de paradigma.